por fin

Pasó mucha agua debajo del puente tras el robo de mi guitarra electrica. Sentí que no se habían robado un instrumento musical... sentí que se habían llevado una parte sumamente importante de mi. Conflictos con la iglesia en la que me congregaba (porque la guitarra se la robaron desde DENTRO DEL TEMPLO)

Algo me faltaba... algo que mi vieja guitarra acústica no podía llenar. Ya vieja, con operaciones de emergencia, a base de "La gotita" y "Cola Fría". Ya no suena igual a antes... tambien en eso influye el estancamiento creativo-musical del dueño.
La empresa iglesia dijo que iba a responder. Creí que se iba a materializar en 3 años mas, pero no; fue hoy. No quería ir solo... no me pregunten porque... ni siquiera yo lo tengo claro. El tema es que me acompñó Gonzalo Miranda... por el lado de la iglesia estaba el consejero de la Unión de Jóvenes (el cual nunca me aconsejó).

¿Palabras?, saludo protocolar, mi petición de que la guitarra fuera electroacústica (simplemente porque quiero que la guitarra dependa de mi, no de un amplificador o de corriente eléctrica) una firma de "recibimiento conforme" (creerán que pienso cagármelos y decir que nunca han respondido?), despedida y nada más.


Ahora la guitarra tiene harto trabajo. Volver enamorar a su dueño con la música, echar a andar la creatividad y concretar los proyectos que quedaron estancados producto de mi alejamiento forzoso de la iglesia y, por ende, de la música.
¿Proyectos? se preguntará ud.... si, junto con todos los sueños que se me derribaron con el "chiste de febrero" se me arruinó el proyecto de grabación con mi ex compañero Felipe Rojas. Proyecto que volverá a renacer durante este fin de semana. También está la idea de grabar canciones junto a Gonzalo Miranda que serán una sorpresa para alguien por ahi....

Estoy contento... he vuelto a tener una guitarra. Suena raro, pero ha vuelto una parte de mi al lugar donde le corresponde. Estuve tocando un rato y me quedaron los dedos verdosos y adoloridos, una sensación que hace dos meses había olvidado... casualmente, los dos meses más difíciles de mi vida.